Sexo y alcohol: una mezcla de riesgo

Sexo y alcohol: una mezcla de riesgo

Una noche de fiesta. Música alta, copas que van y vienen, risas, miradas y, a veces, decisiones impulsivas. Para muchos jóvenes, este es el escenario común que termina en sexo. Pero cuando el alcohol entra en juego, también lo hacen el descontrol, la falta de protección y la confusión sobre el consentimiento.

Hoy en día, el consumo de alcohol está totalmente normalizado en el ocio juvenil. Siete de cada diez jóvenes han mantenido relaciones sexuales después de haber bebido, ya sea con alguien sobrio o también bajo los efectos del alcohol. Esta sustancia actúa como desinhibidor, lo que hace que algunos se sientan más seguros, más atrevidos o más abiertos a experimentar.

Sin embargo, esa aparente ventaja se convierte rápidamente en un riesgo. Según RTVE, el alcohol afecta la capacidad de tomar decisiones y de establecer límites. Cuando una persona está ebria, su consentimiento no puede considerarse válido. A pesar de eso, uno de cada tres jóvenes reconoce haberse aprovechado de que otra persona estaba bebida o colocada para intentar "liarse" o tener sexo. En el caso de los chicos, la cifra asciende al 40 %, casi el doble que en las chicas.

Un problema serio

Y no, no es solo una travesura de una noche. Es un problema serio. El consentimiento no es algo que se da una vez al principio y ya está. Es un diálogo continuo, que debe mantenerse durante todo el encuentro sexual. Cuando alguien está bajo los efectos del alcohol, no puede responder con claridad, ni expresar lo que quiere o no quiere.

En esas situaciones, la educación sexual falla. Muchos jóvenes reconocen que han aprendido sobre sexo a través del porno, redes sociales o lo que cuentan los amigos. No tienen una base sólida sobre temas esenciales como el consentimiento, el respeto o la comunicación. En muchas ocasiones, las chicas son quienes cargan con la responsabilidad de frenar una situación incómoda. Les cuesta decir que no, sienten miedo o directamente no recuerdan bien lo que pasó.

Y hay más: el alcohol también tiene un efecto directo sobre el uso del preservativo. La mitad de los jóvenes no lo utiliza siempre, sobre todo en situaciones donde hay consumo de sustancias. Esto ha derivado en embarazos no deseados y un aumento de las infecciones de transmisión sexual (ITS). Existe la falsa creencia de que “así se disfruta más” o que "no hace falta si confías en la otra persona". Pero el riesgo está ahí, y puede tener consecuencias duraderas.

Además, no solo se trata de alcohol. Aunque en menor medida, otras drogas como cannabis, MDMA, cocaína o popper también aparecen en estos contextos. Algunas prácticas más extremas como el chemsex, aunque menos comunes, preocupan especialmente en ciertos colectivos.

Frente a todo esto, ¿qué se puede hacer? Primero, hablar claro y sin tabúes sobre estos temas. La educación sexual debe ser completa y realista. Incluir el uso de drogas, las emociones, la presión social y el consentimiento como parte central de las relaciones. No se trata solo de evitar embarazos o ITS, sino de construir relaciones más sanas, libres y respetuosas.

En SexDivinity.com apostamos por un placer consciente, donde el respeto y la seguridad sean protagonistas. El erotismo no está reñido con la responsabilidad. Si vas a vivir una experiencia íntima, hazlo desde la libertad, la comunicación y la protección. Tener juguetes eróticos, succionadores o vibradores no implica dejar de lado los valores. Al contrario: conocerte, cuidarte y saber qué quieres (y qué no), es el primer paso hacia un verdadero placer.

Recuerda: el sexo debe ser siempre consensuado, deseado y seguro. Si hay alcohol de por medio, mejor esperar. Si no puedes decir “sí” con claridad, entonces no es un “sí”.

Regresar al blog